viernes, 9 de diciembre de 2011

Rol docente en la intervención.

De manera muy general, el rol primordial que debe tener un educador-mediador en esta etapa es la de crear un ambiente propicio para motivar al niño. “La inquietud del niño es lo que se debe aprovechar al máximo ya que es una buena oportunidad para orientar su aprendizaje, encaminar sus intereses y expectativas en forma adecuada; el docente deberá ayudar al niño a transferir, a su debido tiempo, el interés por lo concreto, lo material e inmediato, deberá guiar su observación, propiciar de abundantes experiencias y ser un creador permanente de situaciones que le permitan al niño aprender y que eviten al educador enseñar tradicionalmente”[1].
De acuerdo a algunas interacciones educativas con las que se pueden trabajar con los niños de esta etapa, está relacionada con todas las áreas del desarrollo, estas  estrategias son:
  • Educar los sentidos y agudizar  la percepción para que sea menos distorsionada.
  • Multiplicar y orientar las experiencias del niño como base para la construcción  de imágenes y génesis de las nociones y de todos los esquemas operacionales a lo largo de su vida.
  • Utilizar los medios audiovisuales como instrumentos de este proceso, sin sacrificar el pensamiento sensorial que posee el niño.
  • Hacer del niño el centro del proceso educativo. Es el quien tiene que elaborar su propio conocimiento. El conocimiento viene a ser la propia construcción  que hace el niño con sus propias experiencias.
  • Enseñar a pensar a relacionar, a juzgar, a comparar.
  • Tener en cuenta más el proceso mental que hace el niño frente a una situación, que los resultados finales.
Una de las funciones relevantes de este periodo como docente, es la de organizar los ritmos, organizar en función de los periodos de vigilia, ya que en este periodo los niños pasan mucho más tiempo despiertos, y se desplazan con mayor frecuencia por el aula, tareas que requieren más movimiento y otras más tranquilas. También es importante organizar periodos entre los horarios de alimentación, horarios de muda y siesta y el uso de los espacios del ambiente tanto exterior como interior.



[1] Lafrancesco, G.(2003) La educación integral en el preescolar.Editorial:Magisterio.Bogotá, Colombia.

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